lunes, 28 de junio de 2021

Clase 22. Práctica de construcciones de verbo y pronombre

En nuestra clase 21, estuvimos estudiando las construcciones de verbo y pronombre en persona coincidente. Hoy simplemente les mando este ejercicio para que el jueves veamos juntos/as su resolución, en nuestra última clase antes de las vacaciones.


En el siguiente fragmento, identificar y clasificar las construcciones de verbo y pronombre en persona coincidente. Aclarar cuál sería la función del pronombre.

 

Mandar misiones tripuladas para que finalmente se colonice Marte es el nuevo proyecto de la NASA. Si se descubriera agua en la superficie del planeta, esto implicaría que allí se vivió alguna vez, aunque quizás sus habitantes no hayan sido seres semejantes a nosotros. Pero más allá del pasado marciano, los científicos se preguntan si el turismo espacial a Marte será un sueño cumplido en pocos años. Si bien nos sorprendemos un poco ante tal perspectiva, ¿quién no se entusiasmaría si le regalaran un pasaje al planeta rojo? Solemos resignarnos y aceptar que este tipo de aventura es solo para otras personas; sin embargo, si se sigue investigando esta posibilidad, tal vez un día se planearán vacaciones a Marte.


jueves, 17 de junio de 2021

Primer parcial domiciliario - 2021

 

LENGUA ESPAÑOLA I                                        

Primer parcial domiciliario                                                 Fecha de entrega: 28/06/21

Alumno/a:

DNI:

 

Lean los siguientes textos:

 

TEXTO 1 (adaptado)

Sweet paranoia/ Artículos de opinión

Leer no te hará mejor persona

Por Miryam Artigas    

Hace poco hablaba con unos amigos de la importancia de leer de forma habitual. En la mesa nos encontrábamos varios perfiles: algunos leíamos diariamente o varias veces por semana, otros leían de forma esporádica (en especial en vacaciones) y algunos de ellos,  hacía decenios que no leían un libro. De esta conversación, saqué en claro dos cosas importantes: que el sistema educativo había hecho mucho daño al hábito de leer y que leer no te hace mejor persona. Al revés.

¿Por qué leer no te hace una mejor persona?

Dejando atrás los estigmas de superioridad intelectual que se asocia a los llamados «ratas de bibliotecas» (que, sinceramente, en la mayoría de las veces no es cierto), llegamos a la conclusión que leer les había provocado grandes daños a aquellos que lo hacíamos de forma habitual, y les cuento porque.

Cosas tan habituales como mantener una conversación de WhatsApp entre amigos, llegaron a convertirse en una batalla campal por unas cuantas faltas de ortografía. Sí, por lo general somos un poco exigentes a la hora de expresarnos y especialmente a la hora de leer. Todos tenemos esas palabras que nos hacen dudar eternamente, expresiones que preferimos evitar… pero hay cosas como las reglas de acentuación que, incluso aunque las modifique la RAE, no conseguimos tolerar.

Y, aunque esto sea una pequeña minucia (en algunos, no tan pequeña), por lo general nuestro amor por el buen uso de la reglas ortográficas y gramaticales nos pueden llegar a hacer elegir amigos e incluso parejas.

La literatura te permite conocer otras realidades

Dejando atrás esta pequeña anécdota, algo en lo que todos nos pusimos de acuerdo fue en la capacidad que tiene la literatura para transfomarte. A través de libros, con distintas voces y mensajes, puedes llegar a empatizar con cosas que antes no te habías planteado.

Por ejemplo, hasta que no leí “Un cuarto propio” de Virginia Woolf no fui consciente de la importancia de la genealogía femenina, de la necesidad de tener un lugar donde reflexionar, poder pensar sobre tu entorno, tu papel en él y sus consecuencias. Un lugar donde crear. Por otro lado, con La flor púrpura de Chimamanda, entendí que aunque me separaban cientos de kilómetros de Nigeria, lo cierto es que la desigualdad de género y los problemas a los que deben enfrentarse las mujeres, muchas veces tienen más en común de lo que nos gustaría reconocer. O quizá con Parentesco de Octavia E. Butler donde, sin necesidad de vivir durante la Guerra del Sur, sentí la injusticia de vivir en una sociedad esclavista y qué peligros conllevaba hacerlo siendo afroamericano.

¿Si leyésemos más seríamos más feministas? ¿Entenderíamos mejor otras posturas opuestas a la nuestra? ¿Nos llevaríamos mejor los unos con los otros? ¿Estaríamos más (in)formados a la hora de enfrentarnos a cosas que ya han pasado? La sola posibilidad da pie a intentarlo.

¿Y si intentamos leer más y variado?

Como habrás supuesto ya, tras haber leído las anteriores líneas, leer no te hará mejor persona… Lo que sí hará es que seas una persona más crítica. Más empática con otras formas de pensar y de vivir. Te permitirá conocer nuevos lugares sin haber puesto un pie en ellos e incluso viajar a otras realidades.

Eso sí, quizá te convierta en «esa persona» que corrige a sus amigos, que recuerda por WhatsApp cómo debería haberse escrito ese mensaje. Que cita autores como si fueran sus propias frases. O que recomienda constantemente sus libros favoritos. También te provocará insufribles y pesadas mudanzas donde los libros serán lo primero que empaquetes… Pero bueno, merecerá la pena la lista de «contras», ¿verdad?

Fuente: Blog Sweet paranoia, en línea: https://www.sweetparanoia.com/leer-no-te-hara-mejor-persona/

 

 

TEXTO 2

 

Elogio de la dificultad

de Guillermo Martínez

Hay libros arduos cuya lectura se parece a un martirio. Conquistarlos, sin embargo, depara la felicidad de las victorias secretas.

Cada vez que se habla de lectura, maestros, escritores y editores se apresuran a levantar las banderas del hedonismo, como si debieran defenderse de una acusación de solemnidad, y tratan de convencer a generaciones de adolescentes desconfiados y adultos entregados a la televisión de que leer es puro placer. Interrogados en suplementos y entrevistas hablan como si ningún libro, y mucho menos los clásicos, desde Don Quijote a Moby Dick, desde Macbeth a Facundo, les hubiera opuesto nunca resistencia y como si fuera no solo sencillo llegar a la mayor intimidad con ellos, sino además, un goce perpetuo al que vuelven todas las noches.

La posición hedonista es, por supuesto, simpática, fácil de defender y muy recomendable para mesas redondas porque uno puede citar de su parte a Borges: "Soy un lector hedónico: jamás consentí que mi sentimiento del deber interviniera en afición tan personal como la adquisición de libros, ni probé fortuna dos veces con autor intratable, eludiendo un libro anterior con un libro nuevo...".

Y bien, yo me propongo aquí la defensa más ingrata de los libros difíciles y de la dificultad en la lectura. No por un afán especial de contradicción, sino porque me parece justo reconocer que también muchas veces en mi vida la lectura se pareció al montañismo, a la lucha cuerpo a cuerpo y a las carreras de fondo, todas actividades muy saludables y a su manera placenteras para quienes las practican, pero que requieren, convengamos, algún esfuerzo y transpiración. Aunque quizá sea otro deporte, el tenis, el que da una analogía más precisa con lo que ocurre en la lectura. El tenis tiene la particular ambivalencia de que es un juego extraordinario cuando los dos contrincantes son buenos jugadores, pero se vuelve patéticamente aburrido si uno de ellos es un novato, y no alcanza a devolver ninguna pelota. Las teorías de la lectura creen decir algo cuando sostienen el lugar común tan extendido de que es el lector quien completa la obra literaria. Pero un lector puede simplemente no estar preparado para enfrentar a un determinado autor y deambulará entonces por la cancha recibiendo pelotazo tras pelotazo, sin entender demasiado lo que pasa. La versión que logre asimilar de lo leído será obviamente pálida, incompleta, incluso equivocada. Si esto parece un poco elitista basta pensar que suele ocurrir también exactamente a la inversa, cuando un lector demasiado imaginativo o un académico entusiasta lanza sobre el texto, como tiros rasantes, conexiones, interpretaciones e influencias en las que el pobre escritor nunca hubiera pensado.

En todo caso la literatura, como cualquier deporte, o como cualquier disciplina del conocimiento, requiere entrenamiento, aprendizajes, iniciaciones, concentración. La primera dificultad es que leer, para bien o para mal, es leer mucho. Es razonable la desconfianza de los adolescentes cuando se los incita a leer aunque sea un libro. Proceden con la prudencia instintiva de aquel niño de Simone de Beauvoir que se resistía a aprender la "a" porque sabía que después querrían enseñarle la "b", la "c" y toda la literatura y la gramática francesa. Pero es así: los libros, aún en su desorden, forman escaleras y niveles que no pueden saltearse de cualquier manera. Y sobre todo, solo en la comparación de libro con libro, en las alianzas y oposiciones entre autor y autor, en la variación de géneros y literaturas, en la práctica permanente de la apropiación y el rechazo, puede uno darse un criterio propio de valoración, liberarse de cánones y autoridades, y encontrar la parte que hará propia y más querida de la literatura.

La segunda dificultad de la lectura es, justamente, quebrar ese criterio; confrontarlo con obras y autores que uno siente en principio más lejanos, exponerse a literaturas antagónicas, impedir que las preferencias cristalicen en prejuicios, mantener un espíritu curioso. Y son justamente los libros difíciles los que extienden nuestra idea de lo que es valioso. Son esos libros que uno está tentado a soltar y sin embargo presiente que si no llega al final se habrá perdido algo importante. Son esos libros contra los que uno puede estrellarse la primera vez y sin embargo misteriosamente vuelve. Son a veces carromatos pesados y crujientes que se arrastran como tortugas. Son libros que uno lee con protestas silenciosas, con incomprensiones, con extrañeza, con la tentación de saltear páginas. No creo que sea exactamente un sentimiento del deber, como ironiza Borges, lo que nos anima a enfrentarnos con ellos, e incluso a terminarlos, sino el mismo mecanismo que lleva a un niño a pulsar "enter" en su computadora para acceder al siguiente nivel de un juego fascinante. Ellos no ocultan su orgullo cuando se vuelven diestros en juegos complicados ni los montañistas se avergüenzan de su atracción por las cumbres más altas.

Hay una última dificultad en la lectura, como una enfermedad terminal y melancólica, que señala Arlt en uno de sus aguafuertes: la sensación de haber leído demasiado, la de abrir libro tras libro y repetirse al pasar las páginas: pero esto ya lo sé, esto ya lo sé. Los libros difíciles tienen la piedad de mostrarnos cuánto nos falta.

 (Publicado en Clarín, el 22/4/2001)

 

 Propuesta de trabajo:

1- Seleccionen uno de los textos y analicen las variedades de lenguaje presentes en él. Justifiquen mediante expresiones extraídas del artículo.

2- a) ¿A qué dimensión o dimensiones del texto (planteada/s por Marro y Dellamea)  hace referencia la autora del primer artículo? Transcriban los fragmentos que se relacionen con esa dimensión o esas dimensiones.

b) ¿Cómo clasificarían, siguiendo a Kerbrat, los receptores a quienes se dirige dicho artículo? Justifiquen.

3- ¿Qué conexión podrían establecer entre lo que dice el fragmento destacado del segundo texto y lo desarrollado por Kerbrat en su propuesta de circuito de comunicación? Expliquen esa conexión.

4- Elijan uno de los textos y respondan: ¿qué función del lenguaje es la dominante?, ¿qué funciones secundarias aparecen? Justifiquen mediante la definición de cada función planteada por Jakobson y la correspondencia de elementos del texto con dicha definición.

5-En el fragmento resaltado del primer artículo, identifiquen errores de cohesión, acentuación, puntuación y morfosintaxis. Reformúlenlo corrigiendo dichos errores y expliquen en qué consistía cada uno de ellos.

6-Analicen sintácticamente las oraciones del siguiente párrafo:

   La autora del primer artículo, Miryam Artigas, sostiene muy segura una postura discutible sobre el hábito de la lectura. Hay una clara contradicción en sus afirmaciones. Les propone a sus destinatarios una lectura rica y variada, pero simultáneamente les señala el peligro de su práctica. ¿Acaso no somos más sabios por nuestras experiencias con los libros? Fuimos formados en gran medida por ellos, no podemos negarlo. Se lee para el profundo mejoramiento del espíritu.

Aclaración:

-El verbo “poder” forma perífrasis verbal con el infinitivo que le sigue. Se considera como un solo verbo.

 

7-Estas son algunas frases extraídas de los artículos leídos:

  • “El sistema educativo ha hecho mucho daño al hábito lector”.
  • “Si leyésemos más, ¿nos llevaríamos mejor los unos con los otros?”
  • “La literatura tiene capacidad para transformarte”
  • “Son justamente los libros difíciles los que extienden nuestra idea de lo que es valioso”.

 

 Seleccionen una de esas frases como disparador para la elaboración de un texto que cumpla con los requisitos que se mencionan a continuación. Elijan una de las siguientes opciones:

a) Un texto que narre una historia (un cuento para enviar a un concurso literario). La función predominante debe ser la poética y las secundarias, la metalingüística y la referencial.

b) Un texto que defienda una opinión (un artículo para ser publicado en un diario de Buenos Aires). La función predominante debe ser la apelativa y las secundarias, la referencial y la expresiva.

-Pongan un título al texto. Extensión: entre 20 y 25 líneas.

-Identifiquen en el texto que han escrito tres recursos de cohesión utilizados. Aclaren cuáles son y qué elementos del texto relacionan.

-Observen las normas de acentuación, puntuación y morfosintaxis estudiadas.

lunes, 14 de junio de 2021

Clase 20. El predicado verbal: complemento agente y predicativos. Usos del "se".

En nuestra clase 19 estuvimos analizando las oraciones del Ejercicio de sintaxis 1, para aplicar lo estudiado sobre OU y OB. En nuestra clase de hoy continuamos estudiando el predicado y sus modificadores.


 El complemento agente


Es un modificador que aparece solamente cuando el verbo está en voz pasiva. Recordemos que la voz pasiva del verbo es una perífrasis que se construye con el verbo “ser”, en cualquiera de sus tiempos y modos, más el participio del verbo principal o que tiene la carga semántica de la perífrasis. Por ejemplo: es hallado, fue publicado, serán reconocidas, había sido editada, etc. Veamos estos verbos en oraciones; observen que junto a la frase verbal pasiva, que está subrayada, aparece un complemento que comienza con la preposición “por” (el nexo subordinante) y que sigue con un término de una o más palabras: ese es el complemento agente (resaltado en amarillo):

El tesoro es hallado por Gulliver en su último viaje.

El discurso del presidente fue publicado al día siguiente por los principales diarios.

Las atletas serán reconocidas por el presidente del club próximamente en una ceremonia.

La novela de L.M.Alcott había sido editada por Roberts Brothers en 1868.

El complemento agente, entonces, es el modificador que, estando la oración en voz pasiva, indica quién tuvo a su cargo la acción expresada por el verbo. Si la oración se pasara a la voz activa, el complemento agente pasaría a ser el sujeto y perdería la preposición:

Gulliver halla el tesoro en su último viaje.
Los principales diarios publicaron el discurso del presidente al día siguiente.
El presidente del club reconocerá a las atletas próximamente en una ceremonia.
Roberts Brothers había editado la novela de L.M.Alcott en 1868.

Los predicativos

El predicativo es un modificador del verbo que se caracteriza por referirse además a otra parte de la oración.

El predicativo subjetivo se refiere al sujeto. Puede aparecer con verbos copulativos o con cualquier otro tipo de verbos; de allí que se lo clasifique en obligatorio y no obligatorio.

Predicativo subjetivo obligatorio: se refiere al sujeto y acompaña a verbos copulativos (ser, estar, parecer, semejar, resultar, quedar, permanecer). Se lo llama “obligatorio” porque sin su aparición el sentido del verbo quedaría incompleto. Puede ser un adjetivo, un sustantivo o una construcción; cuando es un adjetivo, concuerda con el núcleo del sujeto en género y número. En algunos casos admite el reemplazo por el pronombre invariable “lo”.
Por ejemplo:

Marisa y Juana parecen  buenas compañeras.

El intento resultó fallido.

El río es de poca profundidad.

El hombre quedó atónito. Su mujer permaneció callada.

Las nubes semejan enormes castillos.

Predicativo subjetivo no obligatorio: la diferencia con el p.s.o. es el tipo de verbo con el que aparece. En el caso del predicativo subjetivo no obligatorio, este modifica a un verbo no copulativo; es decir, podría faltar el predicativo y de todos modos la oración parecería completa. Es siempre un adjetivo o una construcción de núcleo adjetivo, que concuerda con el núcleo del sujeto en género y número.
Por ejemplo:

María llegó cansada.

Todos escucharon muy atentos los anuncios del ministro.


El predicativo objetivo se refiere al objeto directo y concuerda con él en género y número. Es siempre un adjetivo o una construcción de núcleo adjetivo. En los siguientes ejemplos, aparecen los o.d. subrayados y los p.obj. resaltados:

Josefina tiene verdes los ojos.

Ellos mantienen bien cerradas todas las entradas.

Mi abuela conserva impecables sus fotos de casamiento.

Pruebas:
a) Notamos que el adjetivo que funciona como predicativo no se incluye en el o.d., sino que es un modificador separado, cuando reemplazamos el o.d. por el pronombre lo/los/la/las.

Josefina los tiene verdes.
Ellos las mantienen bien cerradas.
Mi abuela las conserva impecables.

b) No se puede colocar el predicativo objetivo entre los elementos que componen el o.d., porque de hacerlo cambiaría el sentido. Por ejemplo: “Josefina tiene los verdes ojos” no es lo mismo que decir “Josefina tiene verdes los ojos".

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Ahora sumaremos al análisis sintáctico la consideración del pronombre "se". Para hacerlo debemos referirnos a las apariciones de los verbos que se construyen con un pronombre en persona coincidente.

Construcciones de verbo y pronombre en persona coincidente

Habitualmente los verbos aparecen acompañados por pronombres y su análisis no nos presenta dificultad. Por ejemplo: si analizamos la oración “Lo vi”, sabemos que ese pronombre “lo” es o.d.; si en cambio leyéramos la oración “Les dije la verdad”, rápidamente ubicaríamos ese “les” como o.i. Es decir, no es difícil reconocer la función del pronombre cuando su persona no coincide con la persona del verbo: en “Lo vi”, por ejemplo, el verbo está en primera persona del singular y el pronombre, en cambio, es de tercera persona del singular. 

Las dudas surgen cuando nos encontramos con construcciones en las que el verbo y el pronombre están en la misma persona (por ejemplo: “me miré”, “nos saludamos”, “se sentaron”). Veremos ahora estas construcciones que denominaremos construcciones de verbo y pronombre en persona coincidente.

 

Las construcciones de verbo y pronombre en persona coincidente se clasifican en:

A-     Construcciones reflejas

B-      Construcciones cuasirreflejas

 

A. Construcciones reflejas: son aquellas en las cuales el pronombre cumple función de OD o de OI.  Pueden ser de dos tipos:

1. Reflejas puras 

·        En ellas la acción del sujeto recae sobre el mismo sujeto. Por ejemplo: “me maquillo”, “se peinan”, etc.

·         Pueden construirse en todas las personas.

·      El pronombre funciona como OD, salvo que el verbo tenga otro OD, en cuyo caso el pronombre será OI.

·       Admiten el refuerzo “a mí mismo”, “a nosotros mismos”, “a sí mismo”, etc., que funciona como duplicación del OD/OI si aparece en la oración.

·         Ejemplos:

Yo me peino.        Él se afeita.       Yo me maquillo los ojos. 

      od     n                 od      n                oi         n         od

 

Nosotros nos miramos en el espejo.            

                od        n

 

2. Recíprocas:

·         Pueden construirse solamente en plural (1°, 2° o 3° pers.)

·      El pronombre funciona como OD, salvo que el verbo tenga otro OD, en cuyo caso el pronombre será OI.

·     Admiten el refuerzo “mutuamente”/ “uno al otro”, que funciona como circunstancial intensificativo si aparece en la oración.

·         Ejemplos:

Nosotros nos abrazamos.           Ellos se dan ánimo.

                od         n                              oi    n       od

 

B. Construcciones cuasirreflejas: son aquellas en las cuales el pronombre no cumple función ni de OD ni de OI, sino que es simplemente una marca del tipo de verbo, es decir, un signo de cuasirreflejo (scr). Estas construcciones no admiten ningún refuerzo.

Pueden clasificarse del siguiente modo:

1.Construcciones cuasirreflejas de toda persona: son aquellas que aparecen en cualquier persona, tanto del singular como del plural. Entre ellas, se encuentran:

· Cuasirreflejas obligatorias o construcciones de verbos que solo aparecen con pronombre: arrellanarse, arrepentirse, atreverse, jactarse, quejarse. Por ejemplo:

 

Él se arrrepiente de lo que hizo.               Yo me quejo mucho.

    scr       n                                                      scr      n   

 

·   Construcciones de verbos pronominales que también tienen una forma no pronominal, con un matiz de significado diferente (por ejemplo: “irse”, que también tiene la forma “ir”). Generalmente, se trata de verbos que se refieren a un movimiento o cambio de estado, tanto externo como interno: irse, levantarse, sentarse, alegrarse, sorprenderse, etc. Por ejemplo:

 

Yo me alegro.    Ellos se van.   Te entristeciste con mis palabras.

     scr      n                  scr  n      scr          n

 

·  Construcciones con pronombre omisible de valor expresivo: en estas construcciones el pronombre podría no estar, pues simplemente agrega énfasis a lo enunciado.

 Se tomó un vaso de agua.     Me comí cinco empanadas.

 scr   n                                     scr     n

 

2.Construcciones cuasirreflejas de tercera persona: se clasifican en los siguientes tipos:

 

·         Construcciones cuasirreflejas pasivas:

Ø  Aparecen en tercera persona, tanto del singular como del plural.

Ø  Admiten la transformación en la forma común de voz pasiva. Por ejemplo:

 Se vende esta casa.          Esta casa es vendida.

 scr   n


(En los dos casos, “esta casa” es el sujeto de la oración).


Ø  También admiten el pasaje al plural, si el sujeto se transforma en plural:

 Se venden estas casas.

 scr     n

 

·         Construcciones cuasirreflejas impersonales

Ø  Al ser construcciones impersonales, no tienen sujeto. Forman oraciones unimembres.

Ø  Se construyen solamente en tercera persona del singular.

Ø  No admiten el pasaje a plural.

Aquí se estudia con entusiasmo. 

         scr    n                                 

 

           Se persiguió a los ladrones.

           scr       n


·         Construcciones de tercera persona con OI obligatorio: son un grupo muy reducido y pueden construirse en tercera persona tanto del singular como del plural. Por ejemplo: ocurrirse, figurarse, antojarse, hacerse, olvidarse.

 Se   me  ocurren varias ideas. (“Varias ideas” es el sujeto)  

 scr   oi         n

 

Se  nos  antojó un helado. (“un helado” es el sujeto)

scr  oi       


Sobre este tema, pueden leer el artículo "La llamada 'pasiva con se' en el sistema español" de M. Manacorda de Rosetti, que encontrarán en:

https://www.yumpu.com/es/document/read/31380700/unidad-5-lectura-13


Ejercicio de sintaxis 2

 Analizar sintácticamente:


a) Desde la antigüedad nos llega luminosa la voz de Lao Tsé a través de los ochenta poemas del Tao te ching. La inusitada modernidad de sus conceptos asombra por su saber rico y variado, y nos transporta hacia la esencia de toda la naturaleza. Hay en la ética del Tao te ching ecos indiscutibles del confucianismo. Los versos de este libro fueron traducidos por una prestigiosa y profunda conocedora de la filosofía oriental. Recomiendo su lectura a todas aquellas personas ávidas de conocimiento.

b) Hay un trabajo reciente sobre los circuitos del lenguaje. En él se habla de la demencia semántica, un trastorno neurodegenerativo. Los pacientes de esta enfermedad sufren atrofia de los lóbulos temporales del cerebro. Por eso esta patología da a los científicos material para el estudio de los circuitos cerebrales.

lunes, 7 de junio de 2021

Clase 18 - El predicado verbal: od, oi, circunstanciales

En nuestra clase 17 en Zoom, reconocimos oraciones unimembres y bimembres, y explicamos los modificadores del sujeto en la OB. Hoy continuamos con el análisis del predicado verbal y algunos de los modificadores del verbo.


EL PREDICADO VERBAL

En la oración bimembre, el predicado puede ser verbal o no verbal.

En el predicado verbal el núcleo es siempre un verbo.

Puede ser simple o compuesto, de acuerdo con la cantidad de núcleos (uno o más de uno).

 

Modificadores del núcleo verbal: od – oi – predicativos – circunstanciales – complemento agente.


El o.d. (objeto directo)

Podría decirse que es la parte del predicado sobre la cual recae la acción del verbo. Los verbos que llevan od se llaman “transitivos”.

Puede ser od:

·        Un sustantivo o construcción sustantiva, o un pronombre (me – te – nos – lo – la – los – las – os – se).


Ellos vieron series todo el fin de semana.

 

 Nosotros planeamos un viaje a la costa.

 

Perdí mis recetas, pero más tarde las voy a encontrar.

  

Te escuché y respeto tu posición.

 

 ·        Una construcción de preposición “a” más término (cuando se trata de persona). La preposición funciona como nexo subordinante.

 

 La docente encontró a dos exalumnos por la calle.

 

·        Una proposición subordinada sustantiva (el análisis de este caso lo veremos más adelante):

 

 

Los infectólogos creen que la cuarentena terminará en agosto.

 

 

¿Cómo nos damos cuenta de que se trata de un od?

Cuando el od no es pronominal, podemos hacer dos pruebas:

 

1)    Reemplazar aquello que pensamos que es od por uno de los pronombres siguientes: lo – los – la  – las; constatar que la oración no pierde coherencia. Veamos algunos ejemplos:

Ellos vieron series todo el fin de semana.     Ellos las vieron todo el fin de semana.

Nosotros planeamos un viaje a la costa.     Nosotros lo planeamos.

 

2)     Pasar la oración a la voz pasiva. Aquello que pensamos que es od debe transformarse en sujeto de la pasiva:

 Series fueron vistas por ellos el fin de semana.

 Un viaje a la costa fue planeado por nosotros.

 

El o.i. (objeto indirecto)

Es el modificador del verbo que designa al destinatario, al experimentador o al beneficiario de la situación indicada por el verbo.

Puede aparecer en la oración:

·        Como una construcción formada por la preposición “a” más término.

·        Como un pronombre (me – te – nos – le – les – se)


Los periodistas formularon varias preguntas al presidente.

 

En el debate, respondí a mis contrincantes con sólidos argumentos.

 

¿Nos dijiste la verdad?

 

¿Cómo nos damos cuenta de que se trata de un oi?

Cuando el oi no es pronominal, podemos hacer una prueba: reemplazarlo por el pronombre le o les, y constatar que la oración no ha perdido coherencia. Veamos algunos ejemplos:

 

Los periodistas formularon varias preguntas al presidente.

Los periodistas le formularon varias preguntas.

 

En el debate, respondí a mis contrincantes con sólidos argumentos.

En el debate, les respondí con sólidos argumentos.

 

Es habitual que el oi aparezca duplicado en la oración. Por ejemplo:

 Les compré varios libros a mis hijos. 

 Aquí el oi aparece dos veces: “les” y “a mis hijos”.


Los circunstanciales

El circunstancial es un modificador del verbo que puede ser:

      - Una sola palabra (en este caso, es un adverbio)

- Una construcción de núcleo y modificadores, o de nexo subordinante y término, o de nexo comparativo y término. 

Por ejemplo:

Nos vimos ayer.
Nos vimos el otro día.
Conversamos hasta el anochecer.
Trabaja como un experto.

Algunos de los circunstanciales responden preguntas:

Circunstancial de modo: ¿cómo?
Resolvé el ejercicio así.
Resolvé el ejercicio de esta manera.
Corre como una liebre.

Circunstancial de tiempo: ¿cuándo?
Vayamos ahora.
Vayamos en este momento.
Esa tarde de sol fueron al parque.

Circunstancial de lugar: ¿dónde?
Están todos allí.
Están todos en la casa de María.

Circunstancial de cantidad: ¿cuánto?
Estudiamos mucho.
La obra nos gustó bastante.

Circunstancial de tema: ¿acerca de qué?
Conversaron de sus recuerdos.
En la entrevista, habló sobre su vida.

Circunstancial de compañía: ¿con quién?
Participó de la manifestación con sus compañeros.

Circunstancial de fin: ¿para qué?
Investigué mucho para la elaboración de mi libro.

Circunstancial de causa: ¿por qué?
Lo hice por mi ambición.

Circunstancial de medio o instrumento: ¿con qué?
Construí el mueble con estas herramientas.

Otros circunstanciales no responden ninguna pregunta. Son:

Circunstancial de negación:
No espero tu agradecimiento.

Circunstancial de duda:
Quizá nos encontremos nuevamente.

Circunstancial de afirmación:
Esta vez  comprendiste la explicación.
Ellos también comprendieron.


Como el circunstancial es un modificador del verbo, también podremos encontrarlo en oraciones unimembres de núcleo verbal.