lunes, 19 de abril de 2021

Clase 5. La lengua como sistema de signos

 Esta clase será un poco más teórica que las anteriores, pero pronto verán que está muy conectada con todo lo que hacemos habitualmente en nuestras prácticas de lectura y escritura. ¿Acaso no nos estamos manejando con signos? Entonces tenemos que comprender qué es un signo y, específicamente, qué es un signo lingüístico.


Fueron muy diversas las reflexiones acerca del signo que distintos filósofos y lingüistas hicieron desde la antigüedad: Platón, Aristóteles, los filósofos estoicos, San Agustín, entre otros. Lo cierto es que vivimos inmersos en un universo hecho de signos. ¿Es importante que tomemos conciencia de esto? Umberto Eco, el semiólogo y escritor italiano, pensaba que sí. Según él, tomar conciencia de los signos es el paso inicial para desarrollar el “punto de vista semiótico” o el “olfato semiológico”, nuestra capacidad de captar sentido donde estaríamos tentados a ver solamente hechos. De ese modo, decía Eco, podemos convertirnos en receptores críticos, no pasivos, de la realidad que nos rodea. Es decir que el signo siempre nos revela algo, está en lugar de otra cosa.

En el siglo XIX, dos pensadores diferentes plantearon dos teorías distintas sobre el signo:

-Charles Peirce (1839-1914), un filósofo y lógico norteamericano, quien elaboró una teoría del conocimiento a partir de su concepción triádica de signo como aquello que está en lugar de otra cosa para alguien bajo un determinado aspecto: el signo propiamente dicho o representamen, está en lugar de la cosa u objeto, para alguien que genera en su mente un interpretante. Por ejemplo, si veo humo que entra por debajo de la puerta, este aparece en lugar del objeto fuego, y puedo interpretarlo como “peligro”.

-Ferdinand de Saussure (1857-1913), un lingüista suizo que fue considerado el padre de la Lingüística moderna y que desarrolló una teoría de la lengua basada en una concepción biplánica del signo. Es esta teoría la que ahora estudiaremos, para entender mejor su concepción de la lengua y de las palabras.

De Saussure, en el Curso de Lingüística General, propone un nuevo modo de estudiar la lengua. Antes de él, las lenguas se estudiaban en su evolución histórica, se hacían estudios comparativos de sus diferentes momentos. En cambio, Saussure va a considerar la lengua como un sistema, no como un simple repertorio o lista de términos sin relación entre sí. Para De Saussure la lengua es, entonces, un sistema de signos, comparable a otros (por ejemplo: el alfabeto de los sordomudos, ciertos ritos, las formas de urbanidad, etc.). En todos ellos, como vemos, los signos son convenciones adoptadas para la comunicación. Pero De Saussure piensa que,  al ser la lengua el más complejo y difundido de todos los sistemas de signos, ella debería tomarse como modelo para estudiar los demás sistemas. Por eso plantea que debería existir una ciencia llamada “semiología”, que estudie “la vida de los signos en el seno de la vida social” y que incluya a la lingüística, pero tomándola como modelo general. Es decir, todo sistema de signos debería estudiarse tal como se estudia el sistema de la lengua, pensaba De Saussure. De hecho, cuando mucho tiempo después nació la Semiología como ciencia, en un principio adoptó las estructuras marcadas por la lingüística.

Para desarrollar su teoría, De Saussure emplea un método dicotómico: va distinguiendo dos aspectos distinguibles en un fenómeno o materia. La primera dicotomía que plantea, dentro del fenómeno total del lenguaje, es la diferenciación entre lengua y habla; lo hace para delimitar el campo que la lingüística propuesta por él debe estudiar. Así las distingue:

LENGUA
HABLA
Pertenece a una comunidad, es un producto social que se transmite.
Es un conjunto de convenciones adoptadas por esa comunidad. Se rige por ciertas reglas.
Es, por lo tanto, una institución social.
Es individual. 
Es la ejecución de la institución que es la lengua.
Es un fenómeno psíquico, dado que los signos son psíquicos.
Es psicofísica, porque además de la parte
psíquica, necesita poner en juego los órganos de la fonación y emitir sonidos concretos, físicos.
Es forma, pues es un conjunto de relaciones abstractas entre los elementos del sistema. Cada elemento del sistema se define en relación con los otros.
Es un código.
Es sustancia material. Es la manifestación concreta de las formas lingüísticas, a través de la fonación.
Es la utilización del código en situaciones concretas.

Dice De Saussure que el objeto de estudio de la Lingüística es la lengua, no el habla, que él no abordará. Se ocupará de la lengua, el conjunto de hábitos lingüísticos que permiten a los sujetos comprender y hacerse comprender.

La lengua es presentada por De Saussure como un sistema de signos. ¿Qué es el signo lingüístico? Nuevamente De Saussure va a establecer la diferenciación entre dos aspectos, porque define el signo como una cosa doble, formada por dos elementos, ambos psíquicos y vinculados en nuestro cerebro por un enlace asociativo: el concepto o significado y la imagen acústica o significante. El significante no es un sonido material, sino la huella psíquica de ese sonido en nuestro cerebro.

La representación gráfica del signo saussureano es la siguiente:


En la representación de la palabra árbol, escribiremos el significante árbol en la parte inferior de la elipse (es decir, cómo suena la palabra en nuestra mente), y en la parte de arriba escribiremos “árbol” entre comillas o bien dibujaremos un árbol, para indicar todo lo que entendemos por árbol, el conjunto de rasgos que forman su significado. Así el signo lingüístico queda representado como una entidad de dos caras. Dice De Saussure que esas dos caras son inseparables, como el anverso y el reverso de una hoja de papel: si falta uno de los elementos, no hay signo. Si pienso un sonido, pero que no tiene significado, no es un signo. Por otra parte, el signo no necesariamente es una palabra; toda unidad lingüística con significante y significado es un signo, por ejemplo, el sufijo -cida que significa "que mata".

Según De Saussure, el signo lingüístico tiene dos caracteres primordiales:

1  .La arbitrariedad: el vínculo que une el significante y el significado es arbitrario, es decir, inmotivado (no existe una vinculación natural entre las dos caras del signo). Todo medio de expresión recibido en una sociedad se basa en un hábito colectivo, en una convención. ¿Qué significa esto? Que no existe un motivo por el cual el significante árbol se haya asociado al concepto de “árbol”; podríamos haber asociado cualquier otro sonido a ese concepto. De Saussure hace una salvedad: existen algunos signos lingüísticos que no son totalmente arbitrarios: las onomatopeyas, que son semiconvencionales porque imitan en forma aproximada ciertos ruidos; sin embargo, aun las onomatopeyas tienen cierto grado de arbitrariedad y por eso son diferentes en distintos idiomas( toc tocknock knock).

2    . La linealidad: por ser de naturaleza acústica, el significante del signo se desenvuelve en el tiempo, como cualquier sonido; es decir, se desarrolla en una línea temporal. Así, los significantes se presentan en sucesión lineal, uno después del otro, formando una cadena (no podemos pensar dos sonidos al mismo tiempo). Para que lo comprendamos, De Saussure compara esta linealidad temporal de los signos lingüísticos con la linealidad espacial de su representación en el sistema de escritura: cuando escribimos, la sucesión en el tiempo es sustituida por la sucesión espacial de los signos gráficos (no podemos escribir dos signos en el mismo espacio, sino uno después del otro en la línea espacial). 

   
De Saussure habla además de dos ejes desde los cuales se puede considerar la lengua:

-El eje de la SINCRONÍA, de las simultaneidades. Nos paramos en el eje de la sincronía cuando observamos un estado de la lengua en un momento dado. Así, la Lingüística sincrónica se ocupa de las relaciones entre términos coexistentes y que forman sistema, tal como aparecen en la conciencia colectiva en un momento dado.

-El eje de la DIACRONÍA, de las sucesiones. Si contemplamos la lengua parándonos en este eje, estamos observando una fase de su evolución. La Lingüística diacrónica estudia las relaciones que unen términos sucesivos no percibidos por una misma conciencia colectiva, y que se reemplazan unos a otros sin formar sistema.

Según De Saussure, la lingüística anterior a la que él funda, estuvo totalmente absorbida por la diacronía al considerar solo la evolución histórica de la lengua. Él, en cambio, propone un estudio sincrónico: cómo es el sistema de la lengua en un momento dado. Y en ese sistema, observa que cada signo es la contraparte de los demás signos. En el sistema de la lengua, todos los signos son solidarios: el valor de uno de ellos deriva de la presencia simultánea de los otros. Dicho de otra manera, el valor de cada signo está dado por las diferencias conceptuales y fónicas que presenta en relación con los otros signos del sistema. Es decir, que podríamos definir “valor” como la relación de oposición de un elemento de la lengua con los otros que lo rodean, de modo que ese elemento es lo que los otros no son.

Demos algunos ejemplos, para comprender este concepto:

-El signo de plural en español tendría el significante _s y el significado: “más de uno”, porque se opone al singular “uno”. Sin embargo, en idiomas donde también existe el número dual (como el griego, por ejemplo), el signo de plural tendrá como significado “más de dos”, porque se opone al singular y al dual en el sistema. Pasa lo mismo con la oposición en el sistema de los pronombres demostrativos este-ese-aquel; en inglés that tiene un valor diferente del ese español, porque that solo se opone a this, mientras que ese se opone a este y a aquel.

-Todas las palabras que expresan ideas vecinas se limitan recíprocamente en el sistema; por ejemplo: feo – horrible. Si tuviéramos que decir cuál es el significado de horrible, podría ser “muy feo”. Es decir, ambos signos se oponen en su aspecto conceptual por el grado de fealdad. Pero supongamos que una de esas palabras, horrible, no existiera o desapareciera. Entonces, su significado iría a su vecina feo, que entonces significaría “feo” y “muy feo”.

Por último, De Saussure se refiere a las relaciones que se establecen entre los signos. Distingue dos tipos de relaciones:

1.Relaciones sintagmáticas: en el discurso, los signos se encadenan, se relacionan según su carácter lineal, ordenándose unos después de otros. Se llaman “sintagmáticas” porque se refieren a la relación de los signos dentro del sintagma, que es un encadenamiento de dos o más unidades consecutivas. Por ejemplo, releer es un sintagma que surge al encadenarse el signo re- y el signo leer (un prefijo y una palabra); falta poco es otro sintagma en el que se encadenan dos signos (en este caso, dos palabras). Cuando hacemos análisis sintáctico, estamos analizando qué función tiene cada palabra dentro del sintagma que es la oración.

2.Relaciones paradigmáticas o asociativas: fuera del discurso, los signos que presentan algo en común se asocian en la memoria, estableciéndose listas de signos muy diversas. Por ejemplo: la palaba enseñanza se asocia en nuestra mente con otras palabras:

Por campo léxico
Por familia de palabras
Por semejanza en su imagen acústica o significante (por ejemplo, palabras que riman)
Por analogía de significado
-enseñanza
-escuela
-alumnos
-maestros
-enseñanza
-enseñar
-enseñante
-enseñanza
-añoranza
-esperanza

-enseñanza
-educación
-instrucción



La sede de estas relaciones está en el cerebro; forman parte de la lengua en cada individuo. En las series o listas de signos que tenemos en nuestra mente, los elementos no se presentan  ni en un número definido (salvo los paradigmas verbales, o los pronombres personales, por ejemplo) ni en un orden determinado.

Les dejo como única tarea para la clase próxima un ejercicio de comprensión lectora y reformulación: consulten el texto de De Saussure y averigüen a qué se refiere cuando habla de la inmutabilidad y la mutabilidad del signo, contenido que hallarán en la Primera parte, cap.II, pp.97-104. ¿Cómo me lo podrían explicar?  Lo veremos juntos/as en nuestro encuentro Zoom. 
Aquí tienen el enlace y los datos bibliográficos:

De Saussure, F. (1945). Curso de lingüística General, Buenos Aires: Losada.
Recuperado de:

                                                          

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